Infancia
A los cuatro años empecé el colegio. Vivía en una casa privilegiada, a esa edad nadie iba al colegio; mi madre era muy amiga de la profesora.
Me acuerdo mucho de mi primer día de clase. LLoré muchísimo. La maestra me dio una cuartilla de papel con las letras vocales: me costó mucho. Más tarde empecé con el "último de la clase", lo cierto es que lo pasábamos muy bien.
No recuerdo con exactitud, éramos unos sesenta alumnos para una sola maestra. Todos mayores. Ella hacía lo que podía y más para atendernos a todos.
Hasta los trece años continué en esa escuela con esta maestra, alternando las clases por las noches, con otros profesores no titulados, que sin embargo, lo hacían muy bien. Se llamaban "escuelas de ferrado", a muchos se les pagaba con fruta, maíz, trigo, etc.
Juegos
Los juegos que había en la escuela y en los que todos participábamos eran "la pita coja", "tres en raya", "andar con zancos", y de paso alguna que otra pelea que había por medio...
Comedor
No había comedor. Cada uno teníamos que que ir nuestra casa y volver por la tarde para terminar las clases. Cerca de la escuela había una plantación de pinos "piñoneiros" que había traído un señor de Cuba. Al salir de clase íbamos por allí a coger semillas, y las comíamos como si se tratase de pipas. Al llegar casa... paliza, por el retraso.
Trabajo
A partir de ahí ya solo fue trabajar y trabajar.
No trabajé en el campo. En mi casa tenían tienda de ultramarinos, de las que había en las aldeas hace tiempo; donde se vendía de todo: agujas de coser; abonos para el campo... Luego cambió mi vida y me independicé en el negocio. Trabajaba por mi cuenta y así empecé otro tipo de empresa, la mujer, los hijos, etc.
Alumno: Arsenio de Momán
UNED Sénior A Coruña
No hay comentarios:
Publicar un comentario